TRAFICO ILICITO DE DROGAS

Narcotráfico

El Tráfico Ilícito de Drogas o mal denominado Narcotráfico, constituye una de las partes del complejo sistema de las drogas, siendo éste un fenómeno de escala mundial, que no conoce nacionalidad ni fronteras.

Este sistema, regido por la reglas de la oferta y la demanda, del "dumping" e incluso del trueque, implica estrategias y tácticas que interrelacionan poblaciones de diversas culturas, actitudes, principios y valores radicalmente diferentes. El núcleo de la producción, mercadeo y comercialización de las drogas es muy diferente al de cualquier otro producto, lícito o ilícito. Estos componentes de la intrincada problemática de las drogas reflejan, a su vez, las conflictivas y del funcionamiento de nuestro mundo del tercer milenio.

Mutación de las organizaciones criminales ligadas a las drogas

Dice la OGD en su informe que el tráfico ilícito de drogas, durante la década del ochenta, estaba en manos de grandes organizaciones criminales, algunas de las cuales se habían dedicado al tráfico a gran escala durante la década precedente: las organizaciones criminales italianas, los llamados «cárteles colombianos», las maffya turcas o las tríadas chinas.

El mismo informe continúa diciendo que en la finalización de los años ‘90, el mundo del comercio de las drogas presenta una fisonomía sensiblemente diferente. Si bien siguen habiendo organizaciones criminales importantes (en México o Birmania, por ejemplo) o medianas (en Colombia, Brasil o Pakistán) proliferan una multitud de pequeños empresarios, e incluso familias.

Entre las toneladas de drogas incautadas por los organismos de seguridad, se incluye una cantidad considerable de lotes menores comerciada por pequeños traficantes.

Si se suman estas pequeñas cantidades, constituyen volúmenes mucho más importantes todavía que los grandes envíos incautados, como lo demuestra la lectura de los informes mensuales de la Organización Mundial de Aduanas (OMA).

La represión de los organismos internacionales de lucha contra las drogas ejercen si acción sobre la criminalidad orgánica. Tanto más cuanto esta criminalidad se lanzó abiertamente en contra del Estado, como en el caso de Colombia e Italia.

Esta lucha terminó con el desmantelamiento de las organizaciones, como en el caso del cártel de Medellín después de la muerte de Pablo Escobar (diciembre de 1993), o bien con un repliegue o un cambio de estrategia, como en el caso de Cosa Nostra y la Camorra (comienzos de los años noventa), del cártel de Cali (1995-1996) o de la organización dirigida en Birmania por el señor de la guerra Khun Sa (1995-1996).

La represión logró en consecuencia la desorganización de las redes, pero, rápidamente, estas comprendieron que siendo grandes organizaciones con estructuras centralizadas eran mas vulnerables, por lo cual decidieron iniciar una readaptación.

Al respecto, el informe de la OGD, detalla: "Es así como Khun Sa, el «Rey del Opio» en Birmania, se rindió sin combate al ejército birmano en enero de 1996, a cambio de una repartición del mercado y de la posibilidad de invertir en la economía legal. En diciembre de 1995, el gran barón pakistaní de la heroína, Haji Ayub Zakajel Afridi, viajó por su propia voluntad a Estados Unidos para ser juzgado. Es muy probable que una parte de las pretendidas detenciones de los cabecillas del cártel de Cali por el gobierno colombiano no hayan sido en realidad que rendiciones camufladas en el marco de los acuerdos entre el cártel y las autoridades. Sus líderes han adoptado una estrategia de reciclaje en las actividades legales después de haber negociado con las organizaciones mexicanas parte de sus redes de exportación hacia Estados Unidos. Ello no significa que las organizaciones criminales colombianas hayan desaparecido, sino que simplemente ahora son más discretas.

Si se suman a los herederos de ambos cárteles los otros grupos regionales (cárteles de Bogotá, de Pereira, de la Costa, etc.), hay actualmente en Colombia 40 organizaciones medianas. Pero, paralelamente, el repliegue de los grandes cárteles ha permitido a medianos y pequeños empresarios ganar posiciones sin mayores riesgos. Estos últimos, que constituyen pequeñas estructuras limitadas a menudo a la familia o a grupos de amigos con un contacto o parientes en estados Unidos o Europa, podrían ser entre 2.000 y 3.000 en Colombia.

Las organizaciones peruanas y bolivianas, hasta entonces estrechamente dependientes de sus homólogos colombianos, han aprovechado igualmente para acceder a una mayor autonomía, y en el caso de las segundas, para trabajar con las organizaciones criminales brasileñas. Si se conoce todavía mal el proceso de reestructuración de Cosa Nostra –el investigador Pino Arlachi sostiene sin embargo que la «Cúpula», su instancia dirigente, no se ha reunido desde hace varios años–, hay más informaciones en cambio sobre aquel de la Camorra napolitana. Según la policía de Nápoles, los éxitos de la lucha antimafia, debidos en particular a los arrepentidos, gracias a los cuales ha sido posible detener a los principales padrinos, provocó el fraccionamiento de la organización en una multitud de grupos.

En 1983 se contabilizaban una docena de grupos camorristas en Nápoles; hoy día son un centenar, con 6.000 afiliados. Por otra parte, estos grupos están mejor equipados, gracias a las armas provenientes de la antigua Yugoslavia. Otros factores más coyunturales favorecen igualmente esta tendencia. Por ejemplo, la emergencia de las redes africanas, en particular nigerianas, basadas por lo general en estructuras familiares o clánicas".

Producción y expansión del cultivo

El crecimiento ininterrumpido de la oferta se corresponde con la ampliación de las zonas productoras de coca, amapola y cannabis; apareciendo nuevas zonas productoras (la amapola en Colombia o la coca en Georgia) y la transformación de zonas productoras para el consumo local en productoras para el mercado internacional (Asia central, el Cáucaso, los Balcanes y Ucrania en lo que concierne a la amapola, y Africa subsahariana en relación al cannabis).

Una de las causas de esta producción es el resultado de la marginalización sufrida por los campesinos como consecuencia de programas de ajuste económico llevado a cabo por numerosos países, en particular Sudamérica y Africa. Otra de las causas es la globalización del mercado y su intercambio. A esto se añade la falta de políticas nacionales para respaldar programas de sustitución de cultivos. Todo lo cual se agrava por el crecimiento en el mercado de las drogas de síntesis.

La OGD informa que a fines de los años ochenta la producción de clorhidrato de cocaína en Sudamérica oscilaba entre 500 y 700 toneladas. En 1996 esta se sitúa entre 800 y 1.200 toneladas. En 1988, Birmania y Afganistán producían, cada uno, entre 800 y 1.000 toneladas de opio. En 1996, a alrededor de las 4.500 toneladas. Por otra parte, la producción de opio se desarrolla en el conjunto de los países de Asia Central, en el Cáucaso y en los Balcanes, en China o Vietnam, y se hacen ensayos en Africa.

Las superficies de cannabis en Marruecos pasaron de 30.000 hectáreas en 1988 a más de 70.000 en 1996, lo que permite una producción de más de 2.000 toneladas de hachís. La producción de Afganistán y Pakistán representa en conjunto un tonelaje más o menos equivalente.

Colombia se está convirtiendo nuevamente en el gran productor que era en los años setenta. Como el mercado estadounidense se encuentra ya abastecido por la producción local y mexicana o jamaicana, los colombianos se orientan cada vez más hacia Europa. Las incautaciones de marihuana de origen asiático, en particular camboyana, se multiplican a través del mundo.

Africa del Sur produce varias decenas de millares de toneladas para el mercado interno y comienza a exportar hacia Europa. La producción continúa aumentando (Kenya, Malawi, Nigeria, Ghana, en los dos Congo, Costa de Marfil y Senegal).

Estas producciones, que se desarrollan en todos los continentes, responden como es obvio a una plena demanda. Los grandes mercados siguen siendo, Estados Unidos y Europa, pero en el último quinquenio de los ’90 se abrieron nuevos mercados: En relación a la cocaína, se puede mencionar en particular Japón y otros países asiáticos , Africa del Sur y sobre todo Rusia y los demás países de Europa oriental y en Sudamérica Argentina, Chile y Brasil. El mercado de la heroína en Asia (Pakistán, India, Tailandia y China). Las drogas de síntesis conocen igualmente un importante progreso, en particular en Asia y Africa.

A la nueva modalidad de pequeñas organizaciones o individuos se suman causas relacionadas con conflictos de carácter étnico, nacional, político o religioso, para que pequeños grupos o individuos operen en el tráfico de drogas como «redes cortas o fragmentadas» tal como define el OGD a los actores que no son «profesionales» del tráfico y que no están especializados en un producto; solo actúan esporádicamente y abandonan sus actividades criminales apenas han logrado sus objetivos puntuales ya sean políticos o económicos.

Drogas de Síntesis

En Alemania entre un 20% y un 25% de la anfetamina incautada en 1994 provenía de Polonia. Las autoridades de Varsovia consideran por su parte, que la producción nacional cubre el 10% del mercado europeo.

Se sospecha de laboratorios universitarios y de los pasadores detenidos en las fronteras alemana y sueca. La República Checa y Polonia son los segundos productores europeos de psicótropos, después de Holanda, en particular de efedrina (principal precursor de la metanfetamina).

Las Naciones Unidas denunciaron en 1994 el envío de 50 toneladas de efedrina checa a laboratorios clandestinos mexicanos, vía Suiza destinados al mercado estadounidense.

A partir de diferentes casos sacados a luz se sabe que Letonia y Hungría son terrenos predilectos para los inversionistas, en particular escandinavos y holandeses, que financian la producción del ecstasy y de derivados anfetamínicos destinado a la Unión Europea.

lA JIFE manifestó su preocupación ante la existencia en Bulgaria de empresas estatales que fabricaban feniletilaminas exportadas sin autorización hacia Africa (Nigeria) y la península Arábica, vía Turquía.

Las ciudades de Guianja y Bakú, en Azerbaiján, de la antigua URSS, se han especializado en la producción de opiáceos de síntesis (metadona, normorfina, 3-metilfentanil) y de metanfetamina.

La efedrina sintética se extrae de preparaciones farmacéuticas y se transforma en efedrona (un derivado anfetamínico conocido en Estados Unidos bajo el nombre de methcathinone).
China también produce ephedra. Los laboratorios clandestinos de metanfetamina, alimentados con efedrina sustraída de la industria farmacéutica.