LA GUERRA DEL OPIO

Para el siglo XVI los Chinos venían utilizando la Adormidera para fines medicinales, y la elite fumaba opio de manera recreativa. Pero poco a poco esa costumbre fue llegando hasta los campesinos y debilitando así la producción del campo, por otra parte se produce un importación masiva de adormidera que termina desequilibrando las finanzas chinas por primera vez en su historia. En 1729 el emperador Yong-Tcheng promulga un edicto prohibiendo la importación del opio.Así nace lo que siglos después denominamos narcotráfico es decir el jugo de adormidera se introduce clandestinamente, cuyos vendedores comienzan siendo los portugueses y al rededor del 1770 por una compañía inglesa que obtuvo el monopolio sobre las plantaciones hindúes .

Se promulga un nuevo edicto aplicando la pena de muerte para contrabandistas y dueños de fumaderos, sin embargo la cantidad de opio contrabandeado siguió ascendiendo

China intenta un convenio con Inglaterra pero ésta no cumple con el pacto comercial.

En 1820, los resultados de la prohibición y pena capital no había dado resultados y el contrabando ascendido unas setecientas veces, por lo que el emperador y sus consejeros (muchos de ellos adictos al opio) se reunieron para tomar alguna decisión. Un grupo de la corte propone legalizar nuevamente el uso y cultivar adormidera como solución inmediata; otro grupo por el contrario propone mano dura para terminar con el problema.

Finalmente gana esta última postura y el emperador envía una carta dirigida a la reina Victoria de Inglaterra con fuertes argumentos morales sobre los estragos del consumo entre la población.


Según relata Escohotado en su propia Historia de las drogas, la carta se recibe con asombro en la corte inglesa ya que calculando la relación entre habitantes, Inglaterra consume bastante más opio que China. La noticia de que esta panacea en Europa, constituye un infierno en China, conmociona al reina, quien transmite la misiva a la Cámara de los Comunes. La Cámara, en una moción aprobada por mayoría absoluta, asegura que resulta "inoportuno abandonar una fuente de ingresos tan importante como el monopolio de la compañía East-India en materia de opio."

Ante el nulo éxito obtenido, el comisionado continúa pues con su plan de imponer mano dura al contrabando y confisca unas veinte mil cajas de opio, escribe una oda al dios del mar disculpándose por lo que está a punto de hacer y ordena que arrojen las aguas más de una tonelada de la substancia infernal. Inmediatamente, Inglaterra declara la guerra fundando su declaración en «un intolerable atentado contra la libertad de comercio».

Mientras los ingleses envían a su cuerpo expedicionario, los chinos, organizan un concurso entre treinta letrados, cuyo tema es la redacción en verso de un parte de victoria. El ganador del concurso sería designado general de Ning -Poi.

Así las cosas, el emperador vencido suscribe en 1843 el Tratado de Nankin. Las cláusulas acordadas fueron:

  • la apertura al libre comercio de cinco puertos,
  • una indemnización de 21 millones de dólares
  • y la cesión a Inglaterra de Hong-Kong y Amoy.

El opio, por deseo expreso de los ingleses, continúa bajo prohibición. Mathelson comenta por escrito a sus socios londinenses: "El mercado padecía una verdadera inundación del producto; la tontería de China aumentará los beneficios."

Veinte años después, cuando el tráfico inglés de opio a China supera las dos mil toneladas, hay otro incidente debido a que la autoridad de Cantón se niega a pagar ciertas deudas a los ingleses; aprovechando el asesinato de un misionero, Francia forma una coalición con Inglaterra para atacar nuevamente el territorio chino. Tras una guerra mucho más breve, se firma el Tratado de Tietsing en 1857. Los ganadores imponen ahora otra serie de derechos comerciales y de tránsito, libertad completa para las labores de las misiones cristianas y la legalización de las importaciones de opio a cambio de un impuesto del 5%. "La opiómana emperatriz Tse-uhi, firmante del tratado, recomienda oficiosamente seguir resistiendo a los misioneros."

Los Estados Unidos toleran el opio durante toda su época colonial y el siglo XVIII, sin embargo empieza a notarse la inconveniencia de su consumo en los obreros chinos que trabajaban en la construcción de la vía férrea que comunicarían al Este con el Oeste. Por una parte la pasividad de los obreros tras los efectos y por otra parte el rechazo racial hacia la mano de obra barata china. Se considera entonces con argumento moral que el hábito de fumar opio, "socava la tradicional forma de vida del país" y se lo condena.

En 1875 la alcaldía de San Francisco publica un bando prohibiendo fumar opio en fumaderos. Dos años después, el Congreso californiano promulga un precepto que prohíbe la importación de opio por parte de chinos y en 1890 el Congreso Federal aprueba una ley que limita a ciudadanos americanos la elaboración de opio para fumar.

Teniendo en cuenta que la mayoría de los anglosajones consumen el opio por vía oral y que la costumbre de los chinos es fumarlo, se hace evidente que estas prohibiciones apuntaban claramente a la población china de los EEUU y no así al resto de los cuidadanosl

Escohotado liga el movimiento antichino a la competencia, industriosidad y disciplina laboral de este pueblo.

En vista de que el opio continuaba consumiéndose clandestinamente, el gobierno estadounidense organiza una conferencia en Shanghai para "ayudar a China en su batalla contra el opio". Asisten 13 países. Turquía que era el primer productor no concurre, Persia envía como delegado a un mercader de opio. Estados Unidos propone el control del opio, Inglaterra se opone.

El resto de los delegados europeos no logran entender que el más antiguo y extendido remedio para tantas afecciones fuese "maligno e inmoral". La delegación estadounidense condiciona entonces la reducción de los gastos del servicio de aduanas a la firma de un acuerdo que insta a los gobiernos a que tomen medidas para la gradual supresión del opio fumado y a que las naciones no exporten adormidera y opio a naciones cuyas leyes prohiben la importación.

Como la mayoría de los países hacen caso omiso a las recomendaciones y los Estados Unidos continúan teniendo problemas con los inmigrantes chinos, en 1906, a través de la Chinese Exclusion Act, el Congreso excluye de plano la mano de obra china. Por toda respuesta, China decreta un embargo sobre los bienes estadounidenses en su territorio, de tales proporciones, que ellos mismos lo califican como "el mayor desastre comercial padecido nunca por América".

China perdió la guerra y, con ella, la isla de Hong Kong. Debió abrir, cinco puertos a los productos ingleses, con tarifas bajas o nulas, y tuvo que conceder extraterritorialidad a los comerciantes extranjeros, como si fueran diplomáticos.